Kolla Sour, un cóctel finalista




Cóctel



Inspirada por nuestra consigna de comprobación , Pichín Policastro, siempre ocupado en crear tragos de fuerte impronta localista, y manteniendo mis consignas de cuarentena: aprovechar para hacer un cóctel que lleve un tiempo de elaboración que no siempre le dedicamos a un cóctel en casa, y usar lo que aún tenemos en la heladera o la alacena, comencé a ver qué ingredientes tenía a mano que cumplieran con esas premisas. Dejé de lado mi profusa colección de botellas de gin y traté de ver qué otras bebidas tenía disponible, y aparecieron tres botellas de Singani (el destilado de uvas moscatel de Alejandría que es la bebida nacional boliviana y que aquí en Jujuy, como buena zona de frontera que compartimos usos y costumbres con el Altiplano y zona andina más que con otras regiones de neustro propio país, tenemos absolutamente adoptada), y un par de licores artesanales producidos aquí en mi zona (El Carmen, provincia de Jujuy), las fui separando.

En la frutera, solamente algunos limones y naranjas (los últimos). Ya se viene complicado, efecto de la pandemia,  conseguir variedad y calidad de frutas y en cada una de mis incursiones al exterior (de mi casa), vuelvo decepcionada. Me comenzó a rondar una idea, un sour usando como base el singani. Pero quería una vuelta de tuerca más, incorporar algo más que fuera muy típico, y pensando, casi en simultáneo  que manoteando alacenas para saber si aún quedaba algún resto de lo necesario para hacerlo, se me hizo la luz:  el Api!

El api es la bebida a base de harina de maíz morado, típica de las regiones altiplánicas de Argentina, Bolivia y Perú. Además, en mi pueblo es muy tradicional y cada sábado y domingo vienen de las ciudades aledañas a tomar api con buñuelos, que junto con el pejerrey souflé de nuestro Dique La Ciénaga, y los quesillos de San Antonio, constituyen las principales atracciones turístico-gastronómicas de la zona. Y, por vicio profesional (soy arquitecta), no puedo dejar de pensar a la par que voy pensando en los sabores y las procedencias y regionalismos, en texturas, colores y formas. El api sería además un aporte de color inmejorable.

 

Con todo eso definido a grandes rasgos, llegó el nombre, Kolla Sour, antes que las proporciones.

 

No quedaba más qué comenzar a catar, aún en ayunas, para saber con cuál de los singanis quedarme, y cuál de los licores se llevaría mejor con la impronta cítrica y especiada del api (clavo de olor, y canela).

Me quedé con un Singani artesanal que compré en alguna escapadita a Tarija, porque me pareció más interesante de sabor y más licoroso , y a la hora de los licores, opté por el sabor inédito y oportuno del licor de nísperos (y no pudo más que llevarme a la infancia, siempre en las casas de algún amigo terminábamos trepados a los árboles comiendo nísperos; es muy frecuente en muchas casas y fincas de la zona).

No quedaba más que poner manos a la obra.


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